domingo, 7 de febrero de 2010

Dualidad faustiana


La satisfacción por el conocimiento del devenir, falsa ilusión inducida por el temor a la Vida, es una de entre tantas falacias con las que nos engañamos con tal de situarnos en nuestro propio plano vital (la religión, el amor,la política...). Esta farsa no es más que producto de los malabares a los que el humano se ve abocado a hacer entre emoción y razón, de los que surgen inexorablemente las contradicciones que determinan nuestras acciones. La dificultad que éste ejercicio implica, es un condicionante capital para entender el porqué de la necesidad de ideas y escenarios totalmente humanos y antinaturaes, como los mencionados más arriba. Obviamente, esta clase de errores si uno es mínimamente virtuoso a la hora de intentar conseguir esa utópica felicidad a la que todos aspiramos, enmendará el caer en tales sentencias desprovistas de toda razón y lógica, más allá de la propia humana, irracional y emotiva.


De manera constante, nos encontramos con la contínua dialéctica entre nuestros particulares Dr.Jekyll y Mr.Hyde, emoción y razón, de la cual surgen nuestros mayores quebraderos de cabeza al no conseguir entender que no son dos entes separados por su naturaleza, al contrario, la cuestión radica en saber discernir cuando se establecen estas conexiones y como es posible afrontarlas para la praxis, que al fin y al cabo es lo que realmente prevalece. A partir de la necesidad de actuar correctamente, en consecuencia a nuestros principios y nuestra felicidad, siempre intentando mantener ese difícil equilibrio, surge la necesidad de proveerse de las herramientas con las que nutrirse de conocimientos vitales, fuera de nuestro propio mundo interior, fuera de la realidad que nosotros mismos hayamos creado. Estas herramientas las podemos encontrar, según la realidad que hayamos creado, en la ciencia psicológica (psicoanalistas), en la química (pastillas), en la literatura...


A todo esto, no debemos de obviar el consejo y sabiduría de las personas de nuestro alrededor - aunque , como ya sabemos, la gran mayoría de las personas de nuestro entorno, no son todas sabías, claro está - que sirven para dotarnos de más conocimientos sobre nosotros mismos, y saber conjugar esa difícil dualidad de mundo interior-exterior, la supuesta "realidad".


La limitada existencia del ser humano, y la gran cantidad de misterios por resolver de su propia naturaleza - no hablemos ya de la de su entorno - le conduce a intentar limitar su campo de investigación , empezando por el de confeccionar su Yo, de ahí la incertidumbre por nuestra propia conducta y sus motivos(emoción,sentimiento-razón,lógica).


Como se ha mencionado más arriba, uno de los campos en los que poder indagar, y encontrar referencias vitales con las que poder actuar consecuentemente, es la literatura. Ésta no deja de ser un compendio de la experiencia vital de la Humanidad, vista des de diferenes perspectivas,influencias...La cuestión, al fin y al cabo, es que habla de la Vida, con mayúsculas en tanto que la proyecta des del prisma subjetivo del humano, desde la emoción positiva, de la experiencia.(Aunque haya distintas escuelas y corrientes literarias que intenten aislarse de la realidad más tangible, refugiándose en la atificiosidad e idealismo supraterrenal)


La problemática humana por la dualidad natural de razón-emoción, se expresa muy claramente, en el ámbito literario, en la obre magna de Goethe, Fausto. En ésta, el protagonista, Fausto, un hombre mayor, leído, culto, y aburrido por creer conocer todo sobre la vida, por no poder sentir más de lo que ha sentido, por sentirse débil por una vida miserable, sin amor, hace que se vea en una situación de vulnerabilidad exacerbada de la cual no duda aprovecharse Mefistófeles, el mismísimo Diablo, quién le ofrece un trato; su servicio durante el tiempo que reside en la tierra hasta que consiga complacerle detal manera que le dé ánimos para vivir eternamente, llegado el momento, morirá, y Fausto será su siervo en la otra vida para la eternidad. He aquí un ejemplo claro de contradicción entre la razón y la emoción, Fausto es un hombre racional, con un gran bagaje cultural, pero ignorante del amor, ávido por conquistar a su querida Margarita, su perdición. Las carencias afectivas de Fausto, aprovechadas por Mefistófeles para su beneficio y conseguir su alma, son la referencia de "sentimiento", y la "razón" queda relegada al olvido, al vacío dentro del Yo del protagonista, ya que éste no le ha reportado más que frustración y una sabiduría absurda , sin sentido.


Esta obra nos aporta distintas perspectivas sobre la manera de observar la "realidad" en relación a la naturaleza humana,el motivo de todo este artículo. Finalmente, no hay más que observar con ilusión y una gran incertidumbre el camino que nos brinda la vida hacía el propio conocimiento, sobre nuestras emociones, valores...conviertiéndose todas estas incógnitas en un gran motivo para sonreír al futuro que nos espera.

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